Ha muerto Lee Van Cleef, el que siempre hacía de malo

El actor norteamericano Lee Van Cleef, uno de los mejores «malos» del cine de los años 60, murió ayer en una clínica californiana de una crisis cardíaca. El actor contaba 65 años y había sufrido otros ataques de corazón en los últimos años. Incluso llevaba marcapasos.

Lee Van Cleef alcanzó renombre internacional por sus papeles de villano, sobre todo en películas del Oeste y, más concretamente, en los «spaghetti-western» rodados en Europa en los años 60.

Entre los títulos que le hicieron famoso están los rodados a las órdenes de Sergio Leone, un italiano que admiraba profundamente la temática del «western»: La muerte tenía un precio, Por un puñado de dólares, El bueno, el feo y el malo.

Lee Van Cleef llegó a ser actor por casualidad. Nacido en Nueva Jersey, inició pronto, como tantos norteamericanos, una existencia vagabunda. Se fugó de la escuela, con el ánimo de ingresar en el cuerpo de «marines». Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió en diversas tripulaciones de submarinos, y también en dragaminas. Finalizado el conflicto, vivió una etapa de desorientación y búsqueda. Por puro azar, encontró trabajo como cómico en una compañía ambulante de aficionados, que representaba Mr.Roberts, una farsa sobre aventuras de «marines» en el Pacífico.

Ahí le descubrió un productor arreisgado, Stanley Kramer, que proyectaba con el realizador Fred Zinneman un «western» imaginado como una metáfora de la resistencia cívica contra el temido Comité de Actividades Antiamericanas del ultraderechista senador Joe McCarthy y su segundo, Richard Nixon. La película se llamó en España Solo ante el peligro, y estuvo protagonizada por un galán mítico, Gary Cooper. Lee Van Cleef hacía, en premonición de lo que iba a ser su destino cinematográfico, de pistolero. 

Solo ante el peligro (1952) le supuso a Lee dejar la bebida y la depresión ante lo incierto del futuro. Tuvo oportunidad de trabajar con directores de la talla de John Ford (El hombre que mató a Liberty Valance) e hizo otros films del Oeste de indudable categoría. La década de los 60 fue triunfal para Van Cleef, aunque -o quizá precisamente por ello- supuso un giro estilístico en su carrera. Sergio Leone le convirtió en figura indispensable de su elenco, para dar la réplica a héroes como Clint Eastwood o Giulano Gemma. El rostro de Van Cleef, adecuado para interpretar mestizos, mexicanos y otros predestinados para ser «malos».

Su imagen enjuta y musculosa, un poco al estilo físico del poeta y crítico artístico español José Hierro, se hizo popular en todos los países. Sin embargo, hoy su representante es crítico al respecto: «Si llega a volver a tiempo a Estados Unidos, sin quedarse tanto tiempo rodando en Europa, podría haber ocupado el puesto de los Clint Eastwood o Charles Bronson».

Lee Van Cleef miraba su carrera con grandes dosis de humor. «Lo que me ha ayudado ha sido mi nariz -decía-. En Solo ante el peligro yo no pronunciaba una palabra, pero todo el mundo se quedó con mi careto». En 1983 rodó en España Goma 2, dirigido por José Antonio de la Loma, y en 1984 el telefilm The Master, donde encarnaba a un piloto norteamericano que, en el Japón de la postguerra, llega a ser un experto en artes marciales: ese rodaje le permitió celebrar los treinta y cinco años de profesión en un trabajo en el que había caído por azar.

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